<<No son las palabras ni los actos,
sino el vómito la expresión excelsa>>.
Sabe solo escupiendo
mirarte a los ojos el ánima entera.
Impávido estaba, veía las verdes lunáticas lunas,
intuía las lilas
y ante el flotante peso
de todos mis restos el frío sentía.
Pinté mis pasos en un abismo azul
que se rizaba en la arena
y la corriente del mar me invitaba.
En el cielo había caricias de espuma
y blancos augurios,
algas naciendo y níveo salitre:
las rocas engullían tu fantasma.
Probando tu miel
andaba y venía huyendo
deshaciéndose el sueño
en motas de polvo,
en gotas golpeando en los cristales
despertándome la lluvia.
Ni las huellas en la arena,
ni el olor a tierra
que obsequia al alma el agua,
sino la náusea
cumple con creces el debido olvido.
Ahora escupo lo que nunca olvido
y la sombra se separa de mi cuerpo
mientras mis huellas siguen las corrientes
en éxodo a un lugar donde me esconda lejos
de las gotas que golpea en los cristales la llovida.
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