Antes de sucumbir mueve convulso
el agitado mar su espuma nívea.
El piélago muere en la arena,
en el dique en hervores las olas se rompen.
Al norte la palmera se sacude
(de nuevo se vuelve a mover),
aventada por Noto. Se apuntala
el áspero tronco tenaz
a la greda en sus raíces.
Está la gavina volando
buscando del faro el refugio
que fija el rumbo en queda tan larga al navegante
a buen puerto
en su bajel.
Se descabalgan algodones grises
a cargar con sus remos
gotas que con salitre besan rocas
donde se aferran algas y moluscos.
Con las luces primeras ha arribado la pluvia,
el líquido elemento empareja el azul
con el suelo.
El confín en mis ojos se difuma,
tan árida se baña la arena en la llovida.
Fija un adiós la vista en mi memoria.
Septiembre 2024-Agosto 2025
vuelves a tejer unos versos preciosos, hermano
ResponderEliminarMuchas gracias hermano.
ResponderEliminarUn regocijo la belleza de tus versos, Joan. Muchas gracias.
ResponderEliminarUn abrazo!
Fer
Muchas gracias Fer. Un abrazo.
EliminarEmocionada descripción de algo tan bello y hermoso, como grande, es La Mar.
ResponderEliminarMe ha encantado, más q eso... emocionado; sentir tus palabras q llegaron a la orilla de "mi" mar.
Te sonrío con el Alma.
Te agradezco tu bello comentario. Es una gran satisfacción que te haya llegado este mar.
EliminarMi alma también te sonríe. Un saludo.
Que bien hace la mar a los poetas.
ResponderEliminarUn abrazo marinero.
Muchas gracias por tu comentario Madison. Es cierto que el mar es una bienaventuranza para el poeta y para todos los hombres y mujeres.
EliminarUn abrazo marinero compañero.
Un regalo para los ojos este poema.
ResponderEliminarUn abrazo, Joan.
Y para los míos tus palabras.
EliminarUn abrazo Yayone.
¡Que preciosidad Joan!Felicidades...
ResponderEliminarMuchas gracias Marta. Recibe un abrazo muy fuerte.
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