Se mueve agitada la mar
muriéndose, en la orilla,
nívea su espuma.
Recula el piélago en la arena
y se vuelve a agitar rompiendo
en el malecón hervores con sus olas.
Mira la agitada palmera el norte
aventada por Noto
y se afirma su áspero
tronco a la greda en sus raíces.
Vuela la gavina buscando el refugio del Faro
que en la larga queda fija el rumbo
al navegante, en su bajel, a buen puerto.
Algodones grises
bajan a cargar en sus brazos
las lágrimas que besan en salitre las rocas
donde se aferran los moluscos y las algas.
Y cae el primer aguacero de la mañana,
emparejando el líquido elemento la tierra
con el Cielo.
Y en mis ojos se difumina el horizonte
mientras la pluvia roza la árida arena.
Hay un adiós que fija en la memoria mi mirada.
vuelves a tejer unos versos preciosos, hermano
ResponderEliminarMuchas gracias hermano.
ResponderEliminarUn regocijo la belleza de tus versos, Joan. Muchas gracias.
ResponderEliminarUn abrazo!
Fer
Muchas gracias Fer. Un abrazo.
EliminarEmocionada descripción de algo tan bello y hermoso, como grande, es La Mar.
ResponderEliminarMe ha encantado, más q eso... emocionado; sentir tus palabras q llegaron a la orilla de "mi" mar.
Te sonrío con el Alma.
Te agradezco tu bello comentario. Es una gran satisfacción que te haya llegado este mar.
EliminarMi alma también te sonríe. Un saludo.
Que bien hace la mar a los poetas.
ResponderEliminarUn abrazo marinero.
Muchas gracias por tu comentario Madison. Es cierto que el mar es una bienaventuranza para el poeta y para todos los hombres y mujeres.
EliminarUn abrazo marinero compañero.
Un regalo para los ojos este poema.
ResponderEliminarUn abrazo, Joan.
Y para los míos tus palabras.
EliminarUn abrazo Yayone.
¡Que preciosidad Joan!Felicidades...
ResponderEliminarMuchas gracias Marta. Recibe un abrazo muy fuerte.
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