Sudan cal de la celda las paredes
y sus barrotes forjados en hierro
limitan el mundo en este destierro
siendo tan dulces sus níveas redes.
Tanto a sus visitantes y sus huéspedes
no parece ser tan malo este encierro
y aunque nadie repare en este entierro,
en polvo acabarán sus densos céspedes.
La sombra del olivo quedará
del pasar del fiero ciclo a merced
viendo pasar las noches y los días.
Sentado el recuerdo perdurará
saciando en memoria esta larga sed
de no acabar en tierras tan baldías.
Me gustó mucho, pero he de decir, que el primer verso, no. Disculpa mi atrevimiento.
ResponderEliminarUn beso, Joan.
Me alegra que te haya gustado y siempre hay la certeza de que lo que hacemos guste o no, ese es el juego del riesgo.
ResponderEliminarSiempre lo que hago es más que mejorable. De eso no me cabe duda alguna.
Un beso Yayone.