Antes de finar
en la orilla
la mar agitada
mueve nívea
su espuma.
El piélago muere en la arena,
en el dique en hervores las olas se rompen.
Al norte se sacude la palmera
(se vuelve a mover),
aventada por Noto.
Se afirma el áspero tronco
a la greda en sus raíces.
Vuela la gavina
buscando del Faro el refugio
que, en la larga queda, fija
el rumbo al navegante
a buen puerto
en su bajel.
Algodones grises bajan
a cargar con sus remos
gotas besando en salitre las rocas
donde se aferran moluscos y algas.
Con las luces primeras ha arribado la pluvia,
el líquido elemento empareja el azul
con el suelo.
Se difumina el confín en mis ojos,
se baña en lluvia tan árida arena.
Fija un adiós la vista en mi memoria.
Septiembre 2024
vuelves a tejer unos versos preciosos, hermano
ResponderEliminarMuchas gracias hermano.
ResponderEliminarUn regocijo la belleza de tus versos, Joan. Muchas gracias.
ResponderEliminarUn abrazo!
Fer
Muchas gracias Fer. Un abrazo.
EliminarEmocionada descripción de algo tan bello y hermoso, como grande, es La Mar.
ResponderEliminarMe ha encantado, más q eso... emocionado; sentir tus palabras q llegaron a la orilla de "mi" mar.
Te sonrío con el Alma.
Te agradezco tu bello comentario. Es una gran satisfacción que te haya llegado este mar.
EliminarMi alma también te sonríe. Un saludo.
Que bien hace la mar a los poetas.
ResponderEliminarUn abrazo marinero.
Muchas gracias por tu comentario Madison. Es cierto que el mar es una bienaventuranza para el poeta y para todos los hombres y mujeres.
EliminarUn abrazo marinero compañero.
Un regalo para los ojos este poema.
ResponderEliminarUn abrazo, Joan.
Y para los míos tus palabras.
EliminarUn abrazo Yayone.
¡Que preciosidad Joan!Felicidades...
ResponderEliminarMuchas gracias Marta. Recibe un abrazo muy fuerte.
Eliminar