Acaba
de despertar
un
día más,
lejos
de los pozos
sin
fondo.
Acaba
de llamar
a
mi puerta
tu
voz como
un
halago, sin secretos.
Acaba
de estallar
una
multitud de matices,
los
que no se esconden,
y
nos obsequia primaveras.
Se
han cerrado las páginas
del
negro libro en blanco,
ese
que no tiene portada
y
está falto de argumento.
Se
han despertado
los
placeres de la sonrisa
alzándose
sobre las copas de los árboles.
Ha
llegado la memoria
sin
rencores,
sin
los envenenados
presagios
del solipsismo.
Roza
la roca
el
agua nítida del manantial,
lejos
de la sima
que
bordean los canes que no escuchan,
los
que esperan lamer y roer las heridas
y
alimentar su hambre vieja y deforme.
Llega
el nuevo día con el viejo Sol
que
calienta las espaldas,
el
que hace crecer lo normal,
el
que vislumbra la distancia
nunca
recorrida y que es dañina.
Aun
en soledad solo
importa
lo
que es real, lo
que llena
de
colores el vacío del
silencio.
Acaba
de despertar
con
los maitines
el
azul del claro cielo.
Lo
que tenga que venir
que
venga,
lo
que tenga que no ser
nunca
estuvo,
lo
que dejan nuestros pies
son
las huellas
difuminadas
por la sal y el aire.
Si
hay algo que temer
es
la muerte en vida
disfrazada
de sonrisas
de
hienas acechando al caminante.
Me quedo con esos últimos versos, también soy caminante, saludos.
ResponderEliminarUn saludo Mr. Madison
EliminarCamina por estos lares cuanto te plazca.
Saludos