La noche inunda cada día
y solemne Selene
se engalana con los astros.
Canda el saber la celeste bóveda
y fuera de ella
es lo inmenso inabarcable.
El silencio es un ladrido hondo,
mudo e incomprensible.
Afónico eco orate rebota con un muro.
Nada es infinito.
Dirán un día que somos estrellas
brillando en el cielo.
Es ingenuo.
El hombre necesita la metáfora
que vista la áspera realidad
de poesía.
Diciembre 2016-Octubre 2024
Ciertamente, una realidad que a veces inunda.
ResponderEliminarMaravillosos versos, querido.
Besos, Joan.
Muchas gracias querida
EliminarBesos
Magníficos versos, amigacho.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarMuchas gracias amigacho
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