photo credit: ABRAHAMY2K2 via photopin cc
Transito tristemente por amplias avenidas,
la niebla que desliza su bruma quiebra el tiempo
(enojoso peaje rodeado en silencio).
El destino quisiera congraciar y los días.
Los sueños se diluyen en huellas que acarician,
mis pasos voy marcando cauto en añil sendero.
Sin sombras obsoletas vendrá un camino nuevo,
podría yo anudar el hoy con alegrías.
Inhalé vanidades en sardesco turíbulo,
en tristes recovecos de lúgubres jardines,
en rutas con sus sendas y todas las veredas.
Sonrío sin tu dádiva (mi todo fuiste, cielo),
en días de sosiego descarto evocaciones.
Precisa mi memoria la calma a cada instante.
Septiembre 2024-Febrero 2025

Leerlo ha producido un efecto sorprendente, es sosegante desde el primer verso que por sí sólo merecer ser escrito en las paredes de la ciudad para que todos lo lean...
ResponderEliminarEs cierto, recuerdo que cuando la escribí tenía esa sensación de sosiego, de calma.
EliminarUn placer tenerte por aquí Pepe.
Un abrazo.
Concentras toda una vida. Cada día es un día nuevo y debemos tener presente la memoria para saber seguir caminando en busca de sueños!!!! Me encanta, muy bueno. Un abrazo!!
ResponderEliminarUna vida, la nuestra, que es un camino, donde los sueños y la memoria nunca deben faltar.
EliminarUn abrazo Ana.