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¡Ninfa del arroyo,
quítame el olvido!
¡Égida de Zeus,
no me dejes en vilo!
Lleva la venda en sus ojos mi musa
y la tinta de mi pluma se ha acabado.
Se callaron mis manos esposadas
y omiten lo que antes podían decir.
Decir con la letra apretando los puños,
hablar con la voz que declama el poeta,
contar sin relojes las horas,
andar por al agua descalzo,
el polvo del camino sortear,
mirar merodear a la gaviota.
¡Ninfa del arroyo,
quítame el olvido!
¡Égida de Zeus,
no me dejes en vilo!
Fulge ahora la sombra de la noche
y se ha apagado el Sol que amanecía,
se secaron la fuentes
y los mares desbordan en los ríos.
El hambre se ha saciado que tenía,
se acabaron las dádivas y dones.
¡Ninfa del arroyo,
quítame el olvido!
¡Égida de Zeus,
no me dejes en vilo!
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