Alauda

17 septiembre 2025

La anémona, la luna y la amapola

Imagen de https://es.wikipedia.org




Anémona, amargosa y deletérea,

hija es del viento,

florece en primavera en el jardín:

su figura me memora a la amapola.


Con pétalo bendito de colores,

al céfiro la ninfa lo enamora en el vergel  

espeso florecido en primavera,

con amores penetrantes que nacieron agostados.


Al caer el ocaso amanece la luna

vestida de perlas, pintada de nieve.

Gélida y lejana

me mira complacida en su columpio

ceniciento en que se mece y balancea.


La luna con su túnica se olvida de mi nombre

y marcho disconforme sin baúl

que guarde la memoria que se envuelva en un periódico.


La anémona y la luna me amargan la existencia

y me embarco en un barco de papel,

navegante por los mares sin un ancla,

sin brújula que marque mi destino.


Antes de que amanezca me despierto

y me siento (aferrado cada día

a la taza de café),

sin tósigo de anémona que al ánimo congela.


El alma me despierta la amapola

con frágil sencillez en que se mueve,

con cáliz bendecido que me sacia.


La miro solitaria, se escapa un suspiro

y se aquieta la marea con la brisa.



 

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