El limonero anclado en fértil tierra.
Demorosa tortuga andando el monte.
Donde se va acabando el horizonte
las Crisolejas señalan la Sierra.
De aromáticos grises de las rocas
alienta el céfiro cualquier sentido.
De ese vergel, oasis tan florido,
agrias dichas de frutal no son pocas.
La Majada con tantas cortesías,
nada iguala la cosa más placida.
Tardecer de color y contraluces.
Inocencias con sueños y alegrías.
Tristezas regalándonos la vida.
¡Que bonitos los días y sus luces!
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