El
Nilo se desborda en tus ojos
con
mil ateridos gritos de dolor,
su
abrazo se clava en tu pecho
constriñendo
el latir del corazón.
La
súplica estéril, clamor sin eco,
un
desgarro arranca de tu garganta
¿quién
te libera de este caro precio
que
con fiero tajo tu carne desgaja?
El
miedo envuelto en queja, en bramido,
mientras
acosan tus piernas abiertas,
mostrando
al mundo el íntimo jacinto,
que
es deshojado, y tu pureza cercenan.
El
Nilo se tiñe de triste rojo,
tu
rostro rompe el silencio de ocres,
¿qué
Dios cruel permite al fuego ardoroso
abrasar
tu achura en crueles estoques?
Mi
pequeño amor, tu amor cercenado,
un
millón de clavos te han mutilado,
y el
cáliz, de tu pasión, quebrantado.
Excelente. Se me ha venido a la memoria un poema que da título a una de mis novelas favoritas, El guardián del centeno. Ese título viene de una línea en un poema de Robert Burns, "Coming through the rye", en el cual se narra lo mismo que se plasma aquí en tu poema de manera sutil y magistral. Es un tema difícil de abordar y lo has hecho con maestría.
ResponderEliminarUn cordial saludo.
Fer
Muchas gracias Fer.
EliminarMe halaga tu comentario.
Lo cierto es que, aunque tenía clara la idea, me costó bastante tratarlo.
Un cordial saludo.
Joan
Hermoso poema, lo he disfrutado mucho, lo has escrito con suma delicadeza.
ResponderEliminarFeliz domingo!
Me alegra que te haya gustado.
EliminarEsa era la intención, tratar con delicadeza un tema muy duro.
Muchas gracias por haber pasado por esta lar, a la que eres siempre bienvenida, y dejar tu comentario.
Feliz domingo!
Hermoso su versar estimado autor, un gusto disfrutar de su gran talento, gracias, un cordial saludo desde México.
ResponderEliminarEstoy muy agradecido Ma Gloria por tus palabras, y muy contento por que hayas pasado por esta casa.
EliminarUn saludo cordial,
Joan
TERRIBLE ESTO. Tendrá que pasar mucho tiempo para que los hombres dejen de hacer estas barbaries. Me lo había perdido, a veces no tengo tiempo para llegar. Es a esto a lo que me refiero cuando digo que ni solo de amor viven los poetas, también somos el reflejo social de lo que nos rodea y por desgracia esto también entra en el lote.
ResponderEliminarAbrazos.
Es un amargo lote el de muchas niñas y mujeres que pasan por ese trance bárbaro y cruel.
ResponderEliminarAbrazos.