Dos
tumbas
caminan vacías
sin ocupantes.
Dos
lápidas con nuestros
nombres,
con
nuestro desprecio que es
virtud
como
un infinito
que se expande.
Dos
ángeles caídos
al infierno
de
las palabras que se callan,
que
se omiten golpeando
la conciencia.
Dos
almas que se esquivan
que
se duelen a distancia
que
se dan la espalda
que
deambulan por el mundo
sin
querer encontrarse.
Dos
idiotas que se recrean
ensimismados
en el agrio vino
picado
por los alfileres de la acritud.
Dos
sombras sin persona.
Dos
orillas sin arena y sin olas,
dos
manjares que no se tocan,
dos
horas que no corren
porque
pararon los relojes.
Dos
caminantes que no se acompañan
nunca
porque saben que es inútil
romper
el silencio que nos ata.
Dos
espejos que no son tú ni yo,
que
somos nadie para el otro
mal encarados
por el destino
ese
que nos concedemos
con
la indiferencia que corroe.
Dos
astronautas a la deriva
que
se distancian
como el universo
que
ahonda sin estrellas
lavas
de sal y vinagre.
Dos
que nunca serán
un ahora
hundidos
en las movedizas simas
del
olvido y del dolor que nos es ajeno.
Me encanta tu poema. Retrata a la perfección la distancia de los seres que se aman sin saber cómo romper el hielo que los separa.
ResponderEliminarUn saludo
Así es.
EliminarMe satisface que te haya gustado.
Abrazos!!
Mi sincera felicitación,es una poesía que cala hasta lo más profundo, un bellísimo hacer el tuyo en todos los sentidos,
ResponderEliminarBesos fuertes,
tRamos
Muchas Gracias.También mis felicitaciones para ti. Tu poema es precioso.
EliminarBesos fuertes para ti, y mi consideración tRamos.
Joan