He nadado en el mar de la tristeza
contagiado de griposo desamor
sin vacuna que combata y que defienda
el honor del maltrecho corazón.
He surcado los cielos de la dicha,
con las alas de un Ícaro que elevado planea
evitando en su vuelo la caída
a la tierra amantado por estrellas.
Con total indiferencia me sumerjo en el olvido
en un hoy que me apremia más y más,
a deshacer lo mucho de lo mismo
encontrado en el fondo de su mar.
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