Alguien dejó encendida
la caja tonta
con la voz
que resuena poderosa molestando a los vecinos.
El eco impertinente, que retumba
en jabelgadas
paredes, ha roto el silencio en la noche
estallando
el vaso en mil cristales
que se hienden en la piel
y la hieren
con cortes muy finitos,
con tajo abierto
manando púrpura
que pinta las paredes
ensuciándose los sueños con el vidrio fragmentado
en porciones de esquirla
de rojo chino.
Así la noche va pasando
con tos convulsa, tos perruna,
que ladra persistente y nunca acaba,
con colores de la rosa que regalan los amantes,
con el color del corazón,
con el matiz de la tristeza,
con arrebol de timidez, con el pigmento
azafranado del bisonte de la cueva de Altamira,
con carmín
del río Rubicón,
con la sangre que brota de las venas.
Se pintó de bermellón la madrugada
con el cinabrio de Almadén,
con tinte de pasión,
con aguas de luna de sangre,
con el rojo de cadmio de Matisse
lo mismo que la suela del zapato
de Louboutin.
No hay comentarios:
Publicar un comentario