Me quitó la galerna los alisios,
me legaron las desdichas vendavales,
levantaron mis enojos huracanes
plantando los abrojos en sembríos.
Arrojaba tinieblas en fanales
que alumbraban los pasos de caminos,
en la noche pintaba los pestillos
que candaban ventanas y zaguanes.
Escuchaba noctívago sombrío
cantar de los cantares. Mi mutismo
escribía en paredes de los viales.
Soplaba el aquilón en sórdido acobijo,
ahíto miraba la esfera. Fulgores
de los astros lustraban otras calles.
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