A mi amigo Arturo Villarrubia al que agradezco, entre otras cosas más, la idea y el reto de estos versos
Nadie es poeta, dicen, en su tierra
que, descalzo en el polvo del camino,
arribe victorioso a su destino
cruzando cumbre de escarpada sierra.
Serranía que trenzan tantas huellas
que, con sus pasos firmes, trazan líneas,
por campos donde bailan las gramíneas,
caldea el Sol o vibran las estrellas.
Nadie versa buscando vanidad,
legando un testamento de memoria,
mas alguien retendrá el fugaz recuerdo
de quienes le brindaron su amistad
y entonan versos sin la vana gloria,
con rimada amiganza en mutuo acuerdo.

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