Ada estiraba
el brazo moviendo
las luces,
dando vueltas
a los colores
que como una falda
caían de lo alto.
Su hermana reía
como una loca
cuando evitamos
las olas saltándolas,
con risas, carcajadas
y el respeto al fondo del mar
lleno de estrellas,
de caballitos
y sirenas.
Aún la veo
volando cuando
la colchoneta
se alzó hacia el Cielo
por un bufido de Eolo,
reía y no tenía
miedo alguno.
Recuerdo a su prima
preguntando si me dolía
la mano que llegó
del higiénico quirófano,
o cuando le llamaba
la atención la nívea
barba pareciéndole,
a sus infantiles ojos,
un vetusto abuelito.
Aún los veo igual que ayer,
ella y su hermano corrieron
al verme, era una tarde,
esperando a que volvieran
del colegio.
El nació el primero
y lo llevaba
recién nacido
sobre mi hombro.
Decía coque al coche
y a su primo " el cosí".
Valga cerrar las memorias
con el primo, el "cosí",
de todos ellos,
¡qué contento y que cara de buenazo!,
pintando su párvula vergüenza
con la neta mirada con la que dicen
querer los niños.
Hace tanto, mucho
o hace bien poco,
... y tantas otras veces.
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