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Se ciernen con su luto los negros cuervos
Volando desde el cielo de lo vacío,
Traen ayunos que cocinan los infiernos
Volando con las alas del largo hastío.
Arrancan con sus picos las raíces
Mirando con sus negros ojos
Mientras roban picoteando maíces,
Trigos y los menudos perojos.
¡Hambre!
¡Hambre!
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¡Tengo Hambre! ¡Quiero comer madre!
Los negros cuervos no pasan hambre ni avatares,
Ni quieren aprender abecedarios ni integrales,
Vuelan con el buche lleno y sus brillantes collares;
Los niños aplicados saben contar pepitas de arvejales.
¡Hambre!
¡Hambre!
Hambre que vacía las tripas,
Que se come las brisas,
Que se traga las salivas,
Que hace soñar rollos y arequipas.
Hambre que adelanta los sueños,
que arrastra suelas en los suelos.
Hambre que traen los cuervos negros,
los de siempre, los de los buches llenos.
puramente maldito, hermano
ResponderEliminarmalditos cuervos, hermano
Eliminarmuchas gracias por tu comentario
Cuervos que, por otra parte, están allí gracias a nosotros. Saludos.
ResponderEliminarLa legitimidad de la urnas no exime de responsabilidad a los electos y a aquellos que montados en el dios dinero, en el poder (capitalistas), son los primeros responsables de que hayan niños en España que hagan una comida decente en los comedores escolares.
EliminarCuervos los unos y los otros a los que hay que combatir. Saludos.
No faltan nunca cuervos en el aire...
ResponderEliminar...y que lo digas.
EliminarMuchas gracias por dejar tu huella Carmen.
Un beso