Un hálito brevísimo ciega el corto halago,
no se descifra en los ávidos soles
la intriga que conozca,
sin temor, que sucede detrás
de la fachada con la puerta sin la manilla.
Sin esperarlo te marchaste.
Corriendo cruzas mil portales a tu rincón.
Allí no podrá versarte el poeta.
Ansían de mil maneras, sueñan mis dedos,
cada perfil trazado al torso.
De la muda escritura en la garganta
se evadía tu regazo.
En cada tímido paso escribía
garabatos en tu pelo.
Te espero deshaciendo los rizos de ceguera.
El verso de tu ausencia
es un lacio acerbo trago.
Marzo 2013-Noviembre 2025

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