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Se ha sellado el silencio de la noche,
su rúbrica, con sombra que todo lo adormece,
es un lento columpio que se mece
en los callados sueños poniéndoles su broche.
Los labios duermen ávidos de besos
que el día regaló y se desvanecen.
Entre las suaves sábanas perecen
los momentos de miel, los más traviesos.
Se ha cerrado la noche en su convento
y los sonidos del silencio claman
su sonora verdad y se derraman
por la blanca pared con negro aliento.
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