Una despedida no querida, no deseada,
pero una despedida necesaria.
Ante la aprensión de la fantasía,
preservo la facultad de pensar,
de hacer lo correcto
para mi y para ti.
Ante la fuerza inclemente de los elementos
se erige firme el platanero,
tan sencillo y tan completo.
Ante la vorágine del sentimiento,
del deseo, se erige la verdad,
la que duele o la que sana,
la que da luz
o nos presenta la realidad de la tiniebla.
Sin más,
sin menos,
sin nada
(mis bolsillos llenos de nada),
seguimos cada cual nuestro camino
(camino opuesto),
cada cual con el Sol de cara o de espalda,
sin más,
sin menos, con todo
o con nada.
En mi corazón y en mi memoria
te llevo
sabiendo
que esto no importa nada.
Importa la lealtad.
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