Muchas gracias a Julio Alcalá Neches
por el aporte del último verso ordenando y cerrando,
como se debe, estos tus lunares blancos.
En la oscuridad
tras el azul de mi cortina
corren deprisa los hombres.
Cogen atajos al Cielo
fingiendo existir
en su triste devenir.
Expiran palabras vacías
que no saben a nada;
ni tan solo el verbo puede
ser conjugado.
Suben al Cielo
de las almas quebradas las plegarias,
aquellas que cayeron
y, en lugar de levantarse,
buscaron encontrar un dios
que doblara las campanas.
Suben su montaña
de nubes de nieve
y, con sus fríos pies,
vuelven a bajar
la rota escalera
sin encontrar nada.
Es tanto su hartazgo,
tanta miseria llevan sus pupilas.
La ceguera es virtud
como amansa la música a las fieras.
Cuando febrero ya se acaba llegan
tus blancos lunares que anuncian
la buena nueva de esta primavera.
Mis ojos cansados ansían fijar en tu aroma
un horizonte al que volver
y poner del revés
lo que la niebla se había llevado
y desordenar lo cuidadosamente guardado.
Y desordenar lo cuidadosamente guardado.
ResponderEliminarEs el mejor final que se me podía haber ocurrido. Si me das tu consentimiento lo incorporaré encantado. Un abrazo Julito.
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