Es un vals sin intérprete,
sin música,
que con el suspiro de la melodía muda
nos hace ir quitándonos la máscara
complaciendo al pensamiento
que arrulla levemente el aire.
Son los primeros compases,
prologados por caricias,
los que nos convierte en bailarines
con esa inocencia pueril
en que las horas son eternas
y ajenas a las vueltas de tuerca
que abren y salan los poros del alma.
Marca un ritmo tu compás
y tu sonrisa medrosa esconde melodías;
tras un rostro adusto
hay un vergel de inflorescencia,
una tupida floresta,
un bosque mágico
donde candas las palabras
y donde sé que guardas la llave
que parará el baile de la Tierra
sobre su eje.
En el infieno florece
tu luz que borra a la sombra,
mutando las cenizas en jardín.
Tú eres santa armonía,
un Sol de trenzas
que se acerca
y queda en la memoria
oculta, de pasada, de soslayo,
rimando ternura.
Si se acaba este vals.
¿Quién dijo poesía?

Que bella composición... es como un autentico deslizarse entre melodías de versos, toda una cascada de sensibilidad.
ResponderEliminar¿Has visto como vino la inspiración a regalarte un bello trabajo?... tu puedes Joan... tu sabes.
Reme.
Muchas gracias Reme. Es un poema de junio de 2014. Fue una inspiración, a medias.
EliminarUn beso.
Joan
Muy buen trabajo, tanto por la semilla que germina, tanto por el terreno que la cobija.
ResponderEliminarMuchas gracias Chame. Te agradezco tus palabras que me honran.
EliminarBienvenido a esta lar.
Bailamos?...
ResponderEliminarUn beso.
Bailemos...
EliminarUn beso.