Alauda

08 agosto 2019

Olas y álamos






Olas como alondras entre espuma vuelan
estáticas, lívidas. Nívea espuma que emerge, 
se riza y nada anodina.

Nada sola ensimismada 
como un álamo 
de enigmática figura inerme.

El álamo erguido 
mira al Cielo.
Él pío impetrante, él
ávido de Dios, 
larga vida arraigado en fértil tierra.

Verdes olas, altos brazos, 
quedas vigías, edénica actitud 
invoca la vía señalada; 
senda trazada en sus troncos.


20 julio 2019

La incesante onda





El viento zarandea la clara mañana,
amanecer que en su luz 
es faro cada día tras la noche,
es vela que circunda el cielo oscuro.

Es la ola melodía rompiendo el recato
que vela lo aparente. 

Es reloj el bravo ponto,
apuntala eterno el tiempo
efímero y lineal,
sin pausa a lo inevitable.



04 marzo 2019

La sesgada imprudencia







Es sin lugar a duda
que el deseado atrevimiento,
el deseo íntimo 
y efecto no causado, 
abrió del no eco la cancela
del acallado verbo,
del sordo silencio oclusivo, 
de ya pasados días;
pretérito perfecto, 
sueño no soñado.

Tan cierto es el silencio 
como el recuerdo
de atrevimiento efímero,
de creer convencido 
escuchar lo querido, querido ser escuchado, 
igual que roza el viento el bosque 
y deviene el sonido en la memoria
de lo que no eran hojas, ramas, árbol
ni tupida foresta
mecida suavemente 
por un soplo invisible.
Y un déjà vu
transporta al no lugar, 
al no ser,
a ese puro teatro del engaño.

Hemos de convenir
la evidencia invisible,
por ciega,
ciega obcecada ensoñación
de pensar obtener lo que se quiere
sin saberlo medir, 
sin saberse ubicar, sin saberlo ordenar
y dejarse llevar por esa ciega 
y sesgada imprudencia.


04 mayo 2017

Lo soportable







Soportable es la pesadez 
del ser y el estar.

Las horas no son eternas,
dejarán de visitarme las mañanas,
llegará ese negro día con la noche
que cierre mis ojos en lívido velo.

Es soportable, sí, que yo ese día
me iré sin despedirme,
sin molestar a nadie con mis prisas,
sin la lenta agonía de vivir
esperando la muerte.

Es soportable
olvidar lo que nunca quisiera recordar,
y echar de mi vida tantas anécdotas
que se tornaron desvaríos.

Es soportable ver languidecerse
la belleza que fui
(es una flor ajada en el estiércol 
de recuerdos). Es una bendición
decirte, amor, adiós sin despedirme.




09 diciembre 2016

Esa ingrata realidad







La noche inunda cada día
y solemne Selene
se engalana con los astros.

Canda el saber la celeste bóveda
y fuera de ella
es lo inmenso inabarcable.

El silencio es un ladrido hondo,
mudo e incomprensible.

Afónico eco orate rebota con un muro.

Nada es infinito.
Dirán un día que somos estrellas
brillando en el cielo.
Es ingenuo.

El hombre necesita la metáfora
que vista la áspera realidad 
de poesía.


        Diciembre 2016-Octubre 2024




18 noviembre 2016

El Parque







Nunca a sentarme en el parque 
volví en el albor,
anunciando tu figura, 
presagiando que concedes 
tu bálsamo al acanto.

La fontana dejé con sus niños adustos
donde acordes riman hilas 
del agua cristalina.  

No volveré a soñar contigo, 
cuando el Sol del porvenir 
entre las tilias se cuele 
y el sombrío follaje
se mezcle con tus huellas.

Te has quedado allí sentada 
mientras trinan arpados los pardales.

Peinas tu melena suavemente 
y meditas pensamientos.






12 octubre 2016

Sistémico








Lene e inmaterial es el veneno de la insana vesania
deslizado en mil ideas, delineando la furia en una vasta 
línea de fatalidad que percibe iglesias en la cúspide del cielo.

Sacrílegos juntan las palmas y el verbo expele un salmo íntimo. 
Ahoga la falsa ventura anunciada por el lóbrego ángel de la noche.
El Cielo, in illo témpore, trazó falsos astros 
y rugieron gañidos los númenes.

Si Berkeley resucitara elevaría un altar ideal y empírico
donde tapar piadosamente, con flores marchitas, la oquedad
de cada mechón, con aritmética y álgebra, trasplantado
igual que el jardinero diligente  
ordena en las macetas finitos cepellones.

Es lo que tiene cultivar la puna. 
Hay espíritus que son puro barbecho.


24 agosto 2016

Alegoría







Si hubiera de definir el silencio
recurriría a la alegoría de tu figura.

Si hubiera de acotar las horas
lo haría mudo para ser testimonio
de la sonrisa que nunca me dedicas.

Si hubiera de elegir
me quedaría a orillas del mar
oliendo olas cegado por lo imponderable.

Si hubiera de volver del revés
el mundo, haría un barco
de papel donde arrojaría la indiferencia.

Si hubiera de saltar desde lo alto
me apartaría para volver a ser mecido entre las olas.

Si hubiera un tiempo nuestro
sabría que no desperté de un sueño roto.

Si hubiera querido olvidar
pintaría de noche las ventanas.

Si hubiera de mirar atrás me negaría
y seguiría dibujando huellas en la arena.

Si pudiera pintar tus labios
me sumergiría en lo vasto de tu nombre.




Un liso y largo silencio



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El viento vira, 
cincela un nuevo rizo en la marea, 
su leve guante acaricia de soslayo 
la arboleda y rechinan mil hervores 
chocando en la rompiente.

La vista se vuelve cansada 
al mar inquieto 
de obsesiva cadencia, se atisba 
con su trazo la frontera
del horizonte con las nubes.

Sobre las olas se dibuja el Sol 
tatuándome su luz.
Puntillosos luceros van y vienen, 
titilan, se muestran, se esconden, 
reiterando con baile tan sutil 
su leve timidez.

El alma se ha hecho fuerte con la mar 
y se sumerge la memoria.
Se esfumó en un silencio largo y liso.








13 agosto 2016

Homicidas







Dios con sus manos el cuello infeliz apretuja

del ahogado. Se mofan los niños

ante el Creador tan jubilosos y apilados.

Con sus ojos se hienden entre el crimen,

dibujan garabatos con las muecas

de sus labios. Sacrifican en sus risas

su infame y vanidosa rectitud.


Corren jocosos. Desvelan los párvulos

el evangelio de los hechos consumados,

delinean sus brazos mil cabriolas,

su oportuno alborozo patalean 

y sus padres los absuelven

de temprana indignidad.


Dios ascendió del infierno,

Iracundo obturó la esperanza,

su infinita 

gloria el sagrado calvario esputó 

y el degollado cordero baló 

en éxtasis,

regurgitando sus entrañas 

de la buena nueva en la ágora.


Dios aprieta, 

ahoga y sacrifica a su embustera creación,

congregada y homicida, 

cómplice de divina iniquidad 

por los siglos de los siglos.



10 agosto 2016

Su sutil mimo










Suavemente se desliza

cubriendo la orilla la ola,

el sol mi faz arrebola

y mis ojos hipnotiza.

Siento la piel que se eriza

por la brisa que me envuelve

sintiendo que al fin me absuelve

de la noche y de su sombra.

Su 
mimo sutil me asombra

y al calmo mar me devuelve.






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