Recogiéndose barcos de la pesca
titilando el lucero del alba,
anuncian pronto que va a amanecer.
Cada estío los veo.
Con su faena voltean el cabo
paseando en la noche cerrada,
delante de la cala
pasan camino del puerto.
Los veo cada estío
sin velamen que tender.
Hasta que Dios me reclame
quiero verlos,
Veo que se alejan con el manto
de la noche que abriga al bajel.
Otraño quiero verlos recoger.



