Tigridia

                Fotografía: https://www.flores.ninja/tigridia/
 

 

 

 

La bella guasimba

flor lo fue de un día,

la flor del jaguar 

curta se ceñía

vestida de púrpura 

y blonda corría,

con trío de pétalos 

brotó en ardentía. 

 

Sola en los jardines

ella sonreía

lucida en colores

hacia el mediodía;

en pleno esplendor

ella presentía

que tanta belleza

pronto finaría.

 

Llegada la noche

con aura tan fría

trémula y temblosa

su fin advertía

en concha candada 

y se estremecía.

Con gélido céfiro

ya se desvestía.

 

De flor de mi flor

se ufanaba el día

en tenue bondad

que se amanecía

de ingrávido tallo

en que traslucía 

concisa beldad

solamente un día.

 

 

 

Viernes a mediodía

                                                    Fotografía: wikiblues.net
 

 

 

 

Es un día soleado,

es viernes a mediodía,

es un día de verano

que a fin de mes se encamina.

 

La semana está acabando

con llegadas y partidas,

con perfiles que ha trazado

cada sombra que se estira.

 

Se ha alargado con un manto

el calor que se respira

y que deja su legado

en mador que se destila.

 

A la sombra del acanto

se ha refugiado la hormiga

y por debajo de un canto

no anda la lombriz perdida.

 

Es un día soleado,

es viernes a mediodía,      

cuando lo que se ha acabado

es mar que fina en la orilla.

 

Es un día de verano

que a fin de mes se encamina

y con todo lo ya andado

algo nuevo se principia.

 

 

 

 

 

 

 

 

En mis manos

 

                                            Imagen de wirestock en Freepik

 

 

 

En mis manos se retuercen las raíces
que se estiran arqueadas con el Sol
y en las sombras escondidas se deslizan
asentado su tocón en el terrero. 

Es un árbol que decrece y se sumerge
en el suelo con ramaje tan escaso,
sin las hojas, sin el verde de los bosques,
sin la savia alimentando su follaje.

Es el sino de la Moira malhadada
que la vida nos reparte a los mortales
y la Parca reservada nos portea
en la senda a la foresta silenciosa.

En mis manos las raíces se han fijado
encorvadas que se enroscan en elipse,
infecundas sin el fruto pretendido,
sin el agua que anhelosa las asperge.

Sin rocío que embellece las mañanas,
sin la luz que las salpique y las empape
de energía bondadosa a su cazumbre,
se retuercen en mis manos las volutas.

 

 

 

 

 

Las 5 de la madrugada

                                            Imagem de Eszter Miller por Pixabay   I
 

 

 

Igual que un sonajero rumoroso

el sonido del salpicón salsero

se ha extendido como una blanca sábana.

 

Se reitera con su eco el oleaje

chocándose en las rocas. Frente a mi

los barcos se recogen con sus redes

llenas de herreras, sargos y dentones.

 

Es amable la brisa del albor

y el eco persistente del runrún

del agitado mar.

 

Solo queda una luz que centellea

donde se tocan cielo y horizonte 

escondida la luna

menguante entre las nubes. 

 

  

Es curioso

                                        Hebe. Foto por thisisbossi Flickr.

 

 

 

 

Me resulta curioso como el lunes 

sigue siendo lunes por todavía,

que es lunes a pesar que sea estío

pues en la madrugada no recorren

el paseo, la orilla, las aceras 

ni la sombra lunática alargada

el divo carrusel, los hijos de Hebe.

 

Es curioso el poder de la costumbre,

de los hábitos y de las rutinas,

del devenir que fluye del destino,

del punteo que los relojes marcan,

de la muda del día y de la noche,

de la transformación de la penumbra

a la luz, de la luna que menguó

y se llenó envolviéndose en estrellas

que titilan, que un día se apagaron

y siguen trascendentes a pesar

del tiempo y del espacio. Me resulta

curioso como todo se sucede,

como todo se engrana y se eslabona

la engrasada cadena que se ató

en una eternidad que no se acaba.

 

Es curioso el poder de los recuerdos,

de la memoria que no siempre acierta,

de las evocaciones del pasado,

de la membranza de lo acontecido.

 

Es curioso que siga siendo lunes

en este estío cruel y caluroso

y que el desnudo torso tenga frío.

 

Es curioso que sea lunes cierto

y el domingo bondadoso se acabara. 

 

 

 

     

 

 

 

  

Divino tesoro

https://laley1079.lamusica.com/la-ley-noticias/a-los-jovenes-les-preocupa-mas-verse-borrachos-que-estarlo 

 

 

 

Purpura la alborada el horizonte

y ladran como canes los borrachos,

con gritos reivindican su linaje. 

 

Se arrobaron en finos quitapenas,

sacan pecho ululando como lobos,

del jarabe han tenido buen provecho.

 

Con tono de sirena vociferan,

sus rezongos son ecos ancestrales,

no distingo tenores y barítonos.

 

Se ufanan recitando poesía

como el gallo que anuncia que amanece

con alturas y tonos tan dispares.

 

Estos mozos cortejan a las mozas

con solos, arias, cántigas y piezas

que musitan sus golas vehementes.

 

Estos prohombres hombres son de ciencia,

son letrados, cultivan sus espíritus:

nos pagarán a todos las pensiones.

 

Tranquiliza observar la mocedad

recorriendo el camino de la vida

sorteando los baches y vaivenes.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

  

Otro día de playa

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Bajo el cálido Sol del mediodía

lentísimo camina cada paso

buscando cada cuerpo la sombría.

 

Asoleados vierten en su vaso

esa apócema apetecible y fría

desde el esclarecer hasta el ocaso. 

 

Los hay que buscan playa todo el día, 

se bañan y se tumban siempre al raso

dándole a sus espaldas alegría.

 

El cangrejo de playa no es escaso

ni la medusa que arde en picardía,

ni el que pisa el erizo en su Parnaso. 

 

En el verano se oye melodía

del que se pega en púrpura un repaso

o pisa, o roza, lo que sí veía.

 

 

 

 

Con el viento

                                             Foto por formulario PxHere

 

 

 

Encendido sujetándolo mis dedos
el cilindro saboreo empedernido
exhalando por la boca la humareda,
se detiene en un instante el memorando
que debía recordar y me entretiene
el sonido de las olas en la umbría. 

En el mirador de la madrugada
me embeleso en el rítmico rumor
del oleaje que en la orilla muere,
de la espuma con la que acaba el viaje
del ponto que en la arena se deszuma.

En mi atalaya la alborada observo
naciente y que a la obscuridad desmaya,
los colores despiertan en mi vista
la mareta que dona sus humores.

A lo alto del cerro se divisa
el pinar despojado del espalto
bajo el cielo pintado en zarco mar. 

La brisa toma fuerza y se levanta
el aliento que pronto se improvisa.

Se evaporan los sueños con el viento.

 

 

Lo vano que se desea

                                https://www.psiconetwork.com/interpretacion-de-suenos-en-el-psicoanalisis/
 

 

 

Es un cántaro de miel que se rompe

en mil añicos,

que contra el suelo colisiona

mientras despierto se sueña,

el que nos devuelve a lo real,

el que tantos sueños borra

endebles como un tallo que se quiebra

entre los dedos.

 

Es una vana fantasía

en la que duerme el cuerpo

y nunca el alma despierta,

que al desgajarse la mente de la almohada

nos devuelve a la verdad de lo cierto.

 

Es la niebla que se acaba

mostrando el azul el cielo sin nubes,

es la fuente que no acaba

brollando el agua infinita

cayéndose a ese suelo que todos pisan.

 

Es así que convengo

que solamente es vanidad

el deseo que arranca la piel,

que se desliza bajando la montaña

mostrando lo bello y lo feo,

lo que sí, lo que no,

es el cruel magisterio de la vida,

es el preciso momento

en que todo queda roto

o se rehace,

o simplemente es un sueño que duerme

ajeno a todo tiempo, a todas las horas

que marca el reloj,

el reloj que borra el tiempo. 

 

 

  

En el columpio

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Se columpia la joven, balancea,
entre las voces de las otras jóvenes,
su talle empinado y recita
una sinopsis de lo acontecido. 

Igual que un libro abierto,
entre las voces de las otras jóvenes,
cuenta con vaivenes
lo que se hubo servido.

Se contonea, se trasluce,
entre las voces de las otras jóvenes,
en la espesura de la noche,
con el eco del ritmo de las olas. 

Me viene a la memoria
con las jóvenes voces
el paseo infinito,
el estirar la madrugada.

Es reiterada la rutina
de alargar la velada,
caminar con prestancia
los finitos momentos,
buscar que se eternice
lo que siempre concluye.

Entre jóvenes voces
con su baile las olas continúan
perpetuando el presente en melodía
que choca con las rocas. 

  

El mito y el amor

 

Cloris y Céfiro, pintura de William-Adolphe Bouguereau.

 

 

 

 

 

En el bello jardín
Céfiro a Cloris toma por esposa
arrancada, por fin,
igual que del rosal la frágil rosa
que fragancia donaba
a la tupida y verdinosa algaba.

Vistiéndose de brisa
acercándose el viento muy despacio
la fina piel se irisa
con brillo de finísimo topacio 
de la diosa que toma
y la rodea en su invisible aroma.

Ya Cloris desposada
trajo la Primavera con su dote
que es arra tan preciada,
cara por lo que de ella tanto brote
con la lira que es única
y melodiosa viste bella túnica.

En estos sus jardines
sopla Céfiro un hálito encantado
y empiezan los festines
del que veloz hallase enamorado
y envuelve entre sus brazos
suspiro y dulce aliento a latigazos. 

Su látigo dulcísimo
colisiona en el talle de la diosa
el favonio lenísimo,
envuelta en telaraña tan sedosa
queda Cloris prendada
en plácido poniente enamorada. 

Los tallos del vivero
en hermosos vergeles han brotado
en haces de romero,
en ceniciento lirio muy delgado,
en lígrimo rosal
tan fino, con estoque de puñal.

Así los dos amantes
vestidos con el traje del amor
con mimos abundantes
besan el aire, donan su candor,
reparten su ventura
cubriéndose con grata vestidura.