Foto de Anna Tarazevich: https://www.pexels.com/es-es/foto/tronco-de-arbol-seco-con-corteza-seca-y-agrietada-6711847/
Mi paupérrimo dominio es la pobreza
que ha llenado de nada los bolsillos,
es el plato que sucio está vacío
del alimento que siempre escasea.
Es el grifo con el agua de borrajas,
es andar en el camino con lentísimos los pasos,
es el cuchillo sin filo y sin mango,
es un hogar sin puertas ni ventanas.
Es un cielo despejado sin los pájaros que vuelen
y se posen en las ramas de los árboles. Es árbol sin raíz,
sin terreno, sin el tronco, sin ramaje, sin las hojas, sin vestir,
sin el cielo, sin la nube, sin la lluvia, sin la savia que sustente.
La pobreza es mi más preciado bien,
es un don incesante y duradero.
Es la cueva sin tesoro de los cuentos,
es un pirata pechelingue en un navío de papel.
Un regalo es la pobreza de la vida,
es el arco del cielo que se halló desvaído,
es un invierno sin la manta y sin abrigo,
es la ropa mojada sin quedar extendida.
La pobreza es el estómago vacío,
es el zapato sin su suela y sin calzar,
es el beso recobrado que ha dolido,
es dormirse y de repente despertar.
Es la pobreza la sabiduría
del erudito con conocimientos,
conocimientos de lo verdadero
que al todopoderoso engañarían.
La pobreza es el espejo en el que nadie se veía.
Es como un catalejo
que acerca de lo lejos
lo que no se poseía.
Es el sino de los tiempos,
es la fatalidad con melarquía,
es la riquísima ambrosía
que incomoda a los jóvenes y viejos.
Es un cuarto oscuro donde, sea
de día o de noche,
el perfume de incienso se corrompe
con la favila que en el aire se recrea.
La pobreza es la lluvia bendecida
por la nube que descarga en la tormenta
un alud que se derrumba con violencia
y soterra, con su nívea mantilla,
lo todo con ira
y nos sume en amarguísima experiencia.
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