Triste ausencia revelas
verdad, certeza y beldad,
desvelas en fino tapiz
la aluzada inocencia,
gracia del alma nacida,
alma viviente
de pintados colores.
Noche espesa,
celda de mirajes,
anhelos, apegos y fe,
ilusiones de infancia,
recuerdos,
memorias de experiencia
y titilantes estrellas
añoradas en noches que candan los días.
Somos fugaces astros
caminando verde, ocre y negro valle el destino,
sendereando
entre prímulas,
umbelas de hinojo,
bermejos ababoles,
zapaticos de la Virgen,
sorteando desniveles y pendientes,
pinchando nuestras manos la palera,
sorteando el declive y las ausencias,
dolores de muela y sinsabores acedos.
Mas hay bonita y grácil flor en cualquier jardín,
un humilde y galante don de la primavera:
la aceitunada
mirada de mi familia
mestiza y diversa.
Hojas de almendro,
de carrasco pino,
de esmeralda
y suave heno,
bello jade
y olivácea serpentina,
glauca alga
y verdinosa yerbabuena,
cetrino maizal
y pupila verdemar,
verdinegra hierba,
verdosa verdolaga
y lampiño coriandro.
Verde arcoíris
de verde vigor
y belleza.
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