photo credit: spring:on #3 via photopin (license)
Sigue
solapada la espera tranquila
entre
algodones de colores,
con
la mirada perdida en el vacío
que
engulle a sus hijos
como
Crono cortando la generación
de
su propia existencia.
Sigue en espera la venida
de
una primavera a la que nadie
puede
cortar en trozitos,
con
la mirada extraviada
en
porciones de tiempo
mientras
las piernas
tiemblan
al oír el vasto nombre.
¿Quién
puede parar lo inevitable?
¿quién
quiere poner límites a lo posible?
¿quién
se revuelve en su tumba con gritos
enterrados
en el abismo de la ausencia?
¿Dónde
quedaron el sosiego y la paz?
Sin
la paz del alma vuela como un orate
el
verbo saltando zanjas como un guerrero
sorteando
la muerte blandiendo la bayoneta.
Sin
el sosiego las manos tiemblan
como
las palabras que chocan entre si
tirando
al muladar, entre despojos,
la
coherencia del propio pensamiento.
Cada
momento es un fragmento de tiempo
igual
que la sonrisa que marca disonante
el
tic-tac del reloj sin las manecillas del deseo.
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