Imagen de carolmgsb en Pixabay
¿Qué nos une a lo pretérito,
a lo que atrás dejamos
y vienen los fantasmas de la noche
con esa cercanía que da miedo?
¿Puede ser un golpe galopante en la memoria
que se esconde y que se muestra
y levita el pensamiento
en aroma de lo acedo?
Lo que evoca lo que fuimos
entre flores de azahar,
de cidro, limonero y de naranjo,
y por más que ya quisimos
nos recuerda lo pasado imperfecto
entre recuerdos endulzando los oídos
y tanto ruido nos hace despertar.
Es veraz que todo lo ocurrido
puede, o no, volver a pasar,
y si uno lo está -bien convencido-
debe dejarlo pasar.
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