Alauda

14 mayo 2025

Deshacer el nudo

 





Nunca nada esperé,
nunca esperé de ti la primavera.
Sin querer extendiste los jardines 
con espinosos rosales y hermosos limoneros.

Me embelesó tu porte elegante
tu bondad tu sonrisa,
tu independencia arrogante,
el aire de artista maldita,
la inteligencia tan fina
y ese fresco olor del heno 
que destila al moverse tu cabello
al danzar con la brisa.

Yo de ti disfruté 
como una mariposa 
que se posa en la flor.
Nunca nada pedí,
con querer me bastaba
sin escudo y sin lanza,
sin pesada armadura,
ligero como un colibrí.

Sin ilusión, sin esperanza,
todo lo recibí de ti,
incluso el desinterés.
¿Acaso importa el aire 
que entró por la ventana 
o la fina arena llevada por el viento
golpeando los cuerpos?
¿O el bautismo de la lluvia,
o la luz que regaló la luna
al mantel que extendió la larga sombra?

Todo me encadenaba a ti
pero este sentimiento es un peso
para ti, 
y es por eso, querida,
que debo librarte de este nudo,
del pozo, del hoyo,
de esta cárcel con los barrotes,
de tantos homenajes que nunca me pediste.

No te debo exigir 
y no te exijo,
no te puedo pedir 
y no te pido,
ni siquiera esperar, 
nunca te espero,
tampoco te puedo soñar 
y no te sueño.
Simplemente, 
no debo.

Yo me siento a anudar 
lo que siempre he deshecho.





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